AYER Y HOY : Los
juegos y el jugar
Capta nuestra mirada la obra "Juegos infantiles" ,
pintura de Pieter Bruegel del año 1560, invitándonos a un juego. Guardando
distancia se tiene la percepción de la globalidad de la propuesta: los niños de
una aldea, jugando. Al acercarnos, hacemos foco en cada uno de los
juegos.
¿Qué vemos?
¿Qué vemos?
Estudiosos de este pintor flamenco del siglo XVI, destacan que
en esta obra Bruegel representó alrededor de doscientos cincuenta niños en
ochenta y cuatro juegos, no encontrándose antecedente de este “catálogo de
juegos”. Este cuadro es el primero de la incompleta serie que el artista llamó
Las edades del hombre. “Hasta ese momento la infancia no había sido tema de
relevancia en la historia de la pintura occidental, ni tampoco en la historia
del pensamiento. La infancia no se consideraba una fase de la vida con
necesidades propias”.
¿Con qué juegan esos niños? Con trozos de madera, telas, huesos,
aros, barriles, con el cuerpo. ¿A qué juegan? Al “gallito ciego”, ”la
cinchada”, “el tinenti o la payana”, “la hamaquita de oro”, “piedra / papel o
tijera”, “las escondidas”, ”las bolitas”, “el distraído”. Y otros juegos como
danzar, hacer un tren, pruebas con aros, mecerse sobre un barril, hacer la
vertical, el rol, trepar a un árbol, saltar el rango, girar el trompo, montar
un caballito de madera, cabalgar sobre la cerca, hacer piruetas sobre la barra,
andar sobre zancos, atrapar una sortija, acunar un muñeco, equilibrar con los
dedos un palo, lanzar piedras, luchar. Y también parece haber algunos niños
actuando, otros observando como espectadores. Unos parecen jugar con pinturas,
otros hacen de vendedores. Algunos se bañan en un arroyo. Unos juegan solos,
otros en grupo, otros miran jugar.
Lo interesante de esta obra es que Bruegel plasmó en la tela ese preciso momento en el que se está jugando, y como dice la escritora Graciela Montes, “cuando se juega se está en otra parte. Se cruza una frontera”. Esa es la sensación al estar frente a esta pintura, en la que inmediatamente estamos cruzando el umbral, siendo invitados a jugar, encontrándonos entre los juegos.seguir leyendo
Lo interesante de esta obra es que Bruegel plasmó en la tela ese preciso momento en el que se está jugando, y como dice la escritora Graciela Montes, “cuando se juega se está en otra parte. Se cruza una frontera”. Esa es la sensación al estar frente a esta pintura, en la que inmediatamente estamos cruzando el umbral, siendo invitados a jugar, encontrándonos entre los juegos.seguir leyendo
Ez diogu jolasteari uzten zahartzen garelako, zahartzen gara jolasteari uzten diogulako.
No dejamos de jugar porque envejecemos, envejecemos porque dejamos de jugar.
Os presento a alguien que piensa que no se puede saltar ese pequeño placer de la vida.
Afortunadamente hay lugares donde los adultos no han dejado de saltar
los charcos y por ende de disfrutar de esos placeres de la vida. Porque jugar no tiene edad.
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