No sé si puedo decir que se ha acabado el curso, tampoco si ha sido un curso al uso. Este año las definiciones se hacen, cuando menos, dificiles de precisar. Lo que sí sé es que, mientras la Ikastola se llenó de vida, de risas, de juegos, de ilusión, de baile, de esperanza, de anhelos, de sueños, de algún que otro enfado, de desencuentros, de reencuentros, de amigos y amigas, de todo aquello que llamamos con mayúsculas LA IKASTOLA, durante ese tiempo, digo, las cosas parecieron normales, aunque ahora la "nueva normalidad" sea otra y quizás necesitemos más tiempo del estimado para acostumbrarnos.
Personalmente prefiero la otra normalidad, aquella en la que las emociones se pueden expresar más allá de una mirada, una frase, aquella en la que los abrazos, son alimento necesario y pegamento social del bueno.
Me gusta recortar los instantes en formato fotográfico porque lejos de congelar la realidad guardan en ese instante una píldora mágica que al ser visionado de nuevo te transporta a ese momento vivido. Algun@s lo llaman recuerdos, otr@s, volver a vivir lo vivido.
En cualquier caso, este "curso" necesitaba recortar aquella realidad que vivimos hasta el 13 de marzo.
Pido disculpas, de antemano, a aquell@s, que no aparezcan en las fotos, creánme que lo he intentado. Aviso de la duración del reportaje 26', la calidad tampoco es muy buena, pero para tod@s l@s que con su ilusión llenan la Eduación Física de vida y convierten los recreos en algo más que recreo quiero decirles que se merecen un aplauso como la copa de un pino y algo más.
Zorionak, felicidades, bikainak zarete, sois lo más. Disfrutad de un merecido verano, nos vemos a la vuelta. Y jugad, jugad en la calle, por lo que más queráis.
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